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Artículo secundario (B) - Edición No. 307 - Marzo de 2013
Por Marco Antonio Roldán
Reventando películas
Esta situación se presentaba con cierta frecuencia y, en ocasiones, dependiendo del estado de la película se podía reventar dos y hasta cinco veces, y en casos más extremos, diez o más. La razón era que las máquinas del cine eran muy antiguas, pues eran como de mediados de siglo, y para variar a veces las cintas venían con el escamado (borde) dañado y eso hacía que se reventara con más facilidad.
Cada vez que se presentaba este problema, la gente empezaba a golpear las sillas, a silbar y a decir: “Hijos de tales, devuelvan las cinco cañas” y a proferir otras ofensas y vulgaridades. Aquello era todo un escándalo, sobre todo cuando ocurría muy seguido.
Quien escribe este artículo (Marco Roldán) trabajó en ese cine como enfocador cuando era un chiquillo, es decir, con un foco guiaba a la gente a buscar un asiento cuando ya había empezado la función, y no era raro que alguno me dijera: “no hay zorros.”
Los empleados del Cine Escazú
Un empleado que trabajó por largo tiempo fue Mario Roldán, quien se desempeñó como rotulista, boletero, misceláneo y en ocasiones como operador de cine. Siendo muy joven, el autor de esta reseña trabajó como enfocador y boletero en los días libres.
También trabajaron como operadores de las máquinas de cine: Marvin Angulo Flores y su hermano William (q.d.D.g.), Antonio Aguilar (Toño), William Lara (Pepis), Mario Buzo, José Carlos Solís, Alexander (Chico), entre otros.
Las viejas máquinas, marca Holmes, no usaban lámparas para proyectar la película, sino que funcionaban con un sistema de dos carbones, que al unirse producían una luz muy potente.
En ese entonces los propietarios del Cine Escazú eran los señores Julio Carro Mora y Carlos Luis Fernández (don Memo), ambos de grata memoria, y que además eran dueños del Cine Santa Ana.
La sala contaba con una confitería que estaba a cargo de doña Betty Bustamante León, una ejemplar señora, quien por medio de su pequeño negocio sacó adelante a sus tres hijos y a sus padres doña Rafaela León y don Carlos Bustamante (Bolita).
En su famosa soda, que se mantuvo por 40 años, vendía todo tipo de golosinas, gaseosas y unos deliciosos helados caseros de sabores de coco, frutas, cas, natilla, leche agria, crema, etc.
Los “llenazos” en el Cine Escazú
Con algunas películas muy taquilleras de los años 70 y 80, el Cine Escazú vivió verdaderos “llenazos”, como por ejemplo, cuando se exhibió La Guerra de las Galaxias, Kin Kong y La Niña de la Mochila Azul. A pesar de que la sala contaba con dos plantas y con capacidad para unas 400 personas, el espacio resultaba insuficiente para la cantidad de gente que se aglomeraba afuera formando una larga fila.
El cine contaba con sillas de abrir y cerrar que se colocaban en lo pasadizos y cuando éstas ya no alcanzaban, algunos veían la función de pie.
Cuando se presentaban películas para adultos —que eran una caricatura comparadas con las actuales cintas pornográficas— era común ver cantidad de menores de edad que se paraban cerca de la boletería con la esperanza de que los dejaran pasar. En ocasiones, uno que otro lograba pasar a “escondidas”, burlando la vigilancia de los policías que llegaban a controlar que solo ingresara gente con cédula.
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Entradas o boletos del Cine Escazú de 1976 a 1986, época en la que el boletero era el Sr. Mario Roldán Delgado.
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1 comentario:
yo me acuerdo que yo siempre me colaba de una u otra forma y la sala siempre olia a sani pine y a pesar de eso se le subian las pulgas x que por esos anos las plagas de pulgas eran muy comunes casi en todas las casas habian y la gente lo que hacian era que sacaban las cobijas a orear con el sol, es cierto cuando la pelicula se reventaba nosotros pateabamos el piso y las sillas y todo entonces prendian las luces y todo se volvia en silencio,y cuando empezaba la pelicula todo mundo calladito,se volvia a reventar y volvia a haber escandalo era un vacilon,tambien llevabamos revistas para intercambiar,fueron anos maravillosos
(Publicado originalmente el 24/5/13)
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